Me levanté en una cama que no era la mía, mire al lado y estaba con quién quería, aun sin que sea lo que elijo cada día.
Estaba con alguien y estaba sola. Giré una, giré dos veces sobre mi eje, me enredé en una sábana más suave que bata de nube, lo cuál suena lógico e imposible. Volví a mirar y encontré lo que buscaba: absolutamente nada.
Feliz, me dispuse a disfrutar de todo eso que me estaba pasando que era nada, una nada naranja, una nada de sueño, todo nada, todo una gran puta nada. Y sonreí.
Me senté, esperé unos segundos, y me volví a acostar buscando la nada, la maravillosa nada de nuevo "buen día", le susurré, con aliento a dragón. Y nada me respondió porque nada había.
Nos volvemos a encontrar el 35 de enero a las 27 hs, en el mismo lugar de siempre, en la nada.