17 octubre, 2012

De vacíos y esquizoides.

Ayer una amiga me hizo leer un artículo en una revista virtual que explicaba por qué es tan difícil olvidar a un amor.
Y resulta-aunque suene gracioso y hasta un poco pelotudo-que lo que pasa es que existe un circuito neurológico que fija con más intensidad los recuerdos que fueron incorporados de la mano de un contexto emocional. Por tal, los seres humanos no solo somos pelotudos, sino que somos QUÍMICAMENTE PELOTUDOS, lo cuál nos vuelve sutilmente más peligrosos.

Sigo.

El hipocampo (que es por dónde pasa la memoria declarativa, es decir, se acuerda de todo) tiene una amiga hija de re mil puta al lado que se llama amígdala (que es la que contiene a la memoria emocional). Para que la información declarativa pase por el hipocampo y se distribuya en el cerebro, debe haber un contexto emocional, entonces cuando la amígdala detecta ese contexto emocional manda neurotransmisores al hipocampo y entonces te fija todo a la memoria. En resumen, una cagada.

Amígdala.

Sé que te hice andar por contextos emocionales inimaginablemente bellos, sé que lo amamos las dos -mucho-, sé que lo que nos hizo sentir fue hermoso de mil maneras, pero también las dos sabemos que nos acordamos de los contextos emocionales más de mierda-que fueron menos pero fueron en fin-.
Entonces, amígdala, hagamos un trato.
Aunque sea por un rato, quedate con las cosas básicas, con lo cotidiano, agarrate de la rutina, aflojale a los neurotrasmisores, acordémonos de puras banalidades y ayudame a dejar de extrañarlo.

Te mando un beso, amígdala.

2 comentarios:

  1. jajajajaja me encantó!!

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  2. amigdala y la que te pario!!!


    soy daniela, tu prima, vecina, sushi&co

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