Se pasa el tiempo y siento que ser y pertenecer es un poco más lo mismo.
Que por acá la infancia, que por acá aprendiendo a ser yo. Tengo la indecisa sensación de ser de muchos lugares en el mundo, de querer estar en muchos más. La plácida sensación de sentirme cómoda en tantos lugares, hasta a veces en la calle, mirando un árbol.
Me ayuda a no desesperar intentando saber qué quiero, porque lo que quiero lo tengo. No importa que tan lejos me lleve, vamos a ir hasta dónde nos den las pelotas.
No quiero decidirme porque no TENGO que decidirme, mientras eso no me afecte la micro-estructura de hojas de calcar.
Tengo la horrible-y sensata-sensación de ser de muchos lugares en el mundo.
Empiezo a creer que aprendí a habitarme.
Puerto Pirámides-Chubut. Diciembre 2012
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