Desarraigo: Acción y efecto de desarraigar. Desarraigar: Separar
a alguien del lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos
que tiene con ellos.
Difícil:
adj. Que no se logra, ejecuta o entiende sin mucho trabajo.
Necesario: adj. Que es menester indispensablemente, o
hace falta para un fin.
Planeé
irme de casa supongo (no me acuerdo con exactitud) a los 16 años. Planear irse
de la casa a los 16 años fue un juego. Fue jugar a la casita. Agarré la
computadora y decidí en hora y media, más o menos, que iba a estudiar
Relaciones del Trabajo y que lo iba a hacer en Buenos Aires. Elección vacía de
vocación, vacía de gusto, elección de lo que me imaginaba que iba a hacer a los
25 años, de lo que quería ser, de lo que a los 27 todavía no soy (y ojala nunca
sea). Los primeros años transcurrieron sin mucho dramatismo. CBC, facultad,
residencia, boliches, amigos, jodas, gente, boliches, joda, amigos, facultad,
residencia ¡y que bien que pasaron!
En
muchos momentos me paraba a pensar en lo afortunada que era. La oportunidad de
estudiar, lejos de tu casa sin tener que trabajar era un lujo y yo lo sabía.
El
quiebre emocional llegó y no fue oportuno. O si. Y me reventó la cabeza de
maneras inexplicables. Entre desamores y amigos piloteas la situación y cuando
pasa el quilombo y queda ese silencio (ese silencio que hace
piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii)
pones la cabeza vacía de nuevo (vacía pero llena) y vas eligiendo entre lo que
tenes, lo que queres tener, lo que fuiste, lo que sos, lo que queres ser y
armas un popurrí que de golpe te queda perfecto. Y decidís, tomas las primeras
decisiones reales. Y respiras. Y aún así después de tantos años extrañas las
caminatas hacia ningún lado, el viento en contra cuando volves de la escuela al
mediodía pateando alguna que otra piedra, mamá sacudiendo un mantel en el
balcón de las mil viviendas, el olor a club, el olor al sol pegándote en la
cara, los abrazos de papá, las peleas con tus hermanos, saludar a algún
conocido en el supermercado, y que papá se haga el simpático con la cajera que
nos toque ese día. Sentarte en tu casa, llena de tu familia a no hacer nada. A
veces daría mucho porque mamá venga conmigo a no hacer nada.
El
desarraigo nunca puede ser entero, nunca puede ser completo, porque para
desarraigarse hay que olvidar y yo no puedo olvidar. Es necesario irse para
saber si se quiere volver. Y es difícil, nadie dijo que era fácil, pero es una
de las infalibles maneras de conocerse.