20 diciembre, 2011

Nacimos los unos para los otros.


No puedo distinguir los rostros, pero se me hace fácil reconocer actitudes.
Un motoquero le hace gesto de 'agarráme un huevo' a un cana-esa fue fácil-,una recepcionista saluda cada día a la señora-visiblemente mayor- de la limpieza, pero no sabe como se llama.
Dos se pelean fuerte en la esquina,se putean, se odian y a la media hora pasan de la mano con una sonrisa más fuerte que lo más fuerte.
Hay mucha gente comprando regalos que no soportan más los treinta y tantos grados que el sol arde.
Nos chocamos los hombros caminando por la calle en veredas ínfimas, dónde solo dos que se enamoran podrían ser felices, y seguimos como si no se nos hubiera dislocado el hombro.
Los fantástico e imperceptible de todo este caos es que si nos sentamos dos minutos a observar detenidamente nuestros cuerpos perfectos,cualquier cabeza de cualquier ser humano encaja perfectamente entre el hombro y el cuello de otro.
Nacimos los unos para los otros.

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